terça-feira, 18 de julho de 2017

Nevado Coropuna, segunda expedición: Cumbre Este (6.317 msnm), apertura de nueva ruta por la cara Noroeste. Cordillera Occidental, Perú.



Texto por: Julieta Ferreri


“…Y para que van al Coropuna? Ahí lo único que hay es frío…” Intrigado y sorprendido, interrogaba el chofer del micro que, tras 1 hora de salir del pueblo de Andagua, nos dejaba en el medio de la nada, justo donde le pedimos bajar, en la parte de la carretera más cercana al Nevado Coropuna. En realidad, para mí, había más cosas además del frío en esa fortaleza congelada… desafíos, aventuras, vivencias extraordinarias, paisajes salidos de otros mundos, atardeceres saturados de colores extravagantes y, como en las demás montañas, el sentido total de mi vida, además de mi felicidad, claro. En fin, había muchas cosas más en el Nevado Coropuna además del frío… No era momento ni lugar para dar ese tipo de explicaciones al hombre, por lo que me limité a responderle que ya íbamos preparados para las bajas temperaturas reinantes en el lugar.


Ya era tarde cuando bajamos del micro, y el sol demoraría unos 30 minutos en ocultarse, así que buscamos un buen lugar para acampar y comenzar la aproximación al día siguiente.

El objetivo esta vez era alcanzar la cumbre Este (6.317 msnm), entrando por el glaciar Noreste del macizo.

Día 2: Luego de desmontar el primer campamento (4.875 msnm), comenzamos a bordear el flanco Este del macizo para alcanzar la Quebrada del Río Blanco, en la cual se encontraba nuestra entrada al glaciar. Cruzamos algunas quebradas y pasamos junto a una obscura colada de lava antigua que aún se destaca bastante en el paisaje.  Juntamos agua en una pequeña laguna y seguimos hasta el sitio en donde montamos el segundo campamento (4.951 msnm).



Día 3: Tras cruzar dos quebradas más, alcanzamos la que nos llevaría hasta el glaciar Noroeste. Comenzamos a ascender por ella y más arriba armamos nuestro tercer campamento (5.055 msnm).


Día 4: Continuamos subiendo por la quebrada, atravesamos las morrenas glaciarias hasta llegar al glaciar Noreste, montamos nuestro cuarto y último campamento sobre la morrena, a pies del glaciar (5.537 msnm). Si bien aquí el frío se hacía sentir con rigor, este lugar no llegaba a ser tan helado como el campo de hielo, donde acampamos en la expedición anterior.




Día 5: Salimos hacia la cumbre. Comenzamos el ascenso por lo que quedaba de la morrena, bordeando al glaciar por su flanco izquierdo hasta montarnos en el, en dirección a la cumbre Este. Más tarde tuvimos que decidir entre seguir por la arista Oeste o por la cara Noroeste, mas empinada y directa. Nos decidimos por esta última. La nieve se encontraba algo blanda, por lo que abrimos huella todo el camino, encontramos penitentes en gran parte de la ruta de ascenso. Atravesamos algunas grietas y tramos  que llegaban a unos 45 grados de pendiente. Llegamos a una falsa cumbre y continuamos hacia la verdadera, el viento helado ya se hacía sentir.





Finalmente llegamos a la gloriosa cumbre (6.317 msnm), redonda y blanca como sus hermanas, una vista privilegiada nos mostraba hacia el Oeste la cumbre principal (6.425 msnm), el Nevado Pallarcocha (6.171 msnm) y la cumbre Norte o Coropuna Casulla (6.377 msnm). Mas al fondo, a lo lejos, la silueta obscura del Volcán Sara Sara. Hacia el Suroeste el Volcán Ampato y su compañero, el Volcán Sabancaya, fumando como siempre. Iniciamos el descenso con el viento en aumento y la temperatura descendiendo abruptamente. Volvimos sobre nuestros pasos y transitamos el último tramo del glaciar iluminados por la luna llena, que oportunamente ya se alzaba desde el atardecer. El glaciar resplandecía alvino como un gélido y solitario terreno lunar, en una quietud nocturna absoluta, ya que este lado se encontraba resguardado del viento. Finalmente llegamos a nuestra carpa y nos tomamos una buena sopa caliente.





Día 6: Levantamos campamento y comenzamos a descender por la quebrada. Esta vez, en lugar de retomar nuestro camino flanqueando el macizo, continuamos descendiendo por la Quebrada del Río Blanco, la cual,  a diferencia de la mayoría de las áridas zonas que rodean al Coropuna, se torna bastante húmeda en su parte más baja, por lo que atravesamos algunos bofedales. Al atardecer acampamos junto al río que nos acompañaba cuesta abajo (4.706 msnm).


Día 7: Seguimos nuestro descenso por la quebrada y luego de pasar junto a algunas construcciones de piedra muy antiguas, encontramos la carretera que nos llevaría hasta el cruce de Arma. Por ese sitio, a las 7 de la tarde, pasaría el micro que va hacia Arequipa. Pasamos por un caserío a mitad de camino (comunidad de Pucuncho) en donde encontramos una tienda, comimos unas mandarinas, tomamos una Inca-Kola y seguimos camino. Justo cuando se ocultaba el sol, llegábamos al cruce de Arma. Nos aguardaban aún 2 frias horas esperando al micro. No alcanzábamos aún el cruce, cuando vemos pasar una camioneta. Obviamente nos pegamos una corrida y le hicimos señas. Paró y nos levantó. La gloriosa camioneta nos llevó hasta el pueblo de Cotahuasi en donde pasamos la noche para abordar, al día siguiente, el micro que nos llevó de regreso a Arequipa.


La cumbre Este es muy solitaria ya que es la mas aislada de las cumbres del Coropuna, por lo que tiene muy pocas ascensiones. Según la información que encontramos, no existen registros de ascensiones por la ruta que seguimos para llegar a la cumbre, por lo que es muy probable que hayamos abierto una ruta nueva. Sería esta también, la primera ascensión brasileña y argentina a la Cumbre Este.




quinta-feira, 13 de julho de 2017

Nevado Coropuna, primera expedición: Nevado Pallacocha o Coropuna Oeste (6.183 msnm) y Coropuna Norte o Coropuna Casulla (6.397 msnm). Cordillera Occidental, Perú




Texto por: Julieta Ferreri


“En el Nevado Coropuna moran los espíritus de los muertos…” me explicaba en Arequipa, una mujer peruana luego de que le comenté que planeábamos ascender al Macizo. Entonces, yo me preguntaba cómo podían caber todas las almas de tantos muertos en una montaña... Pensé que quizás, la mujer intentaba divertirse con mi aparente ingenuidad extranjera… más tarde pude comprobar que esta sería una creencia popular acerca de la montaña.  


El nevado es un complejo estratovolcánico conformado por seis conos, cubierto por un sistema glaciar. No es una montaña común y corriente, solo cuando se llega a ella, se tiene noción de sus dimensiones monstruosas. La gran fortaleza de hielo está formada por varias cumbres blancas y redondeadas que rodean, custodiando como a un tesoro invaluable, al campo de hielo alojado en el interior del macizo a 6.000 metros de altitud.

Nuestro plan era entrar a la montaña a través del glaciar Noroeste, hacer base en el campo de hielo a los 6.000 metros y ascender algunas de sus cumbres.


Día 1: Abordamos el micro hasta el pueblo de Tomepampa, allí pasamos la noche, y de ahi a Cotahuasi, tomamos otro micro y nos bajamos en medio de la nada, a 4.500 metros sobre el nivel del mar con nuestras mochilas, y comenzamos a ascender por una quebrada, rumbo al Coropuna. Lamentablemente, la lengua glaciaria hacia la cual nos dirigíamos desagotaba por una quebrada paralela, por lo que en la que nos encontrábamos era sumamente árida y no hallamos agua. Cuando llegó el atardecer, acampamos (5.057 msnm).


Día 2: Desarmamos la carpa y seguimos subiendo por la quebrada, a través de las morrenas dejadas por el glaciar. Continuamos ese día sin agua hasta el atardecer y acampamos sobre los primeros manchones de nieve que encontramos (5.357 msnm). Esa noche derretimos nieve y tomamos agua luego de 30 horas sin beber nada. 


Día 3: Seguimos camino hasta toparnos con el comienzo de la lengua glaciaria y nos montamos sobre ella. Seguimos ascendiendo hasta alcanzar el campo de hielo que cubre al Nevado. Este es el segundo campo de hielo tropical más extenso en el mundo, superado en tamaño solo por el campo de hielo Ritipampa del Quelccaya, ubicado en la Cordillera de Vilcanota, también en Perú. 

Armamos nuestro tercer campamento (5.823 msnm). Todo en la carpa se congelaba, el agua, la comida… el vapor de la respiración se escarchaba y congelaba en paredes, techo de la carpa y sobre las cosas…Entonces recordé la advertencia de aquella mujer arequipeña y también las películas de terror en donde el aire se congela en presencia de los espíritus… Evidentemente, aquí estarían las almas de todos los muertos del mundo! Derretimos nieve y cenamos. El gas de la bombona se vio afectado por las bajas temperaturas y derretía la nieve lenta y penosamente, por lo que el proceso de fusionar la nieve fue bastante tedioso. Debíamos guardar el polywater en el saco de dormir, de lo contrario en una rato solo nos quedaba un bloque de hielo.

El lugar es increíble, un paisaje de otro mundo. Una extensión blanca e inmensa suspendida en lo alto, rodeada de cumbres redondeadas y perfectas, durante el atardecer el cielo en el Oeste se torna de un color anaranjado particularmente intenso, y hacia el Este de colores lila, violeta e índigo pastel muy fríos. El cielo siempre estuvo totalmente despejado.



Día 4: Seguimos transitando sobre el campo de hielo, esquivamos grietas, otras las pasamos por encima. Armamos nuestro último campamento a los 6.020 msnm para acceder a las cumbres desde adentro de "la fortaleza de hielo".


                                          

Día 5: Esperamos a que el sol "calentara” la carpa y salimos hacia nuestra primer cumbre, el Nevado Pallacocha o Coropuna Oeste (6.183 msnm). La nieve estaba muy seca y blanda, por lo que hubo que abrir huella desde el campamento hasta la cumbre. Subimos por su cara Sur, un poco antes de llegar a la cumbre encontramos una pequeña grieta que cruzamos por encima sin mayores complicaciones.

La noche nos alcanzó en el descenso cerca del campamento y el frio se intensifico mucho. Las placas de nieve crujían y se partían mientras caminábamos sobre ellas en la oscuridad. Finalmente encontramos la carpa, nos sacamos los crampones, las polainas y las botas dobles con apuro para entrar. 




Día 6: Luego de que "entibiara" la carpa, salimos rumbo a nuestra segunda cumbre, el Coropuna Norte o Coropuna Casulla (6.397 msnm). Esta cumbre es la segunda más alta del nevado, apenas 50 metros más baja que la cumbre principal. La nieve en esta zona se encontraba en las mismas condiciones que la de la ascensión del día anterior, por lo que esta cumbre se cobró cada metro que subimos. 

Ascendimos por su cara Sur y luego ganamos altura hasta alcanzar la arista Este, mas tarde llegamos a la cumbre y la vista saturaba los sentidos… hacia el fondo, el Coropuna Este, una cumbre enorme y de formas caprichosas, más atrás la Cordillera de Chila con su gran cantidad de glaciares, el Volcán Sabancaya nos observaba fumando desde el Suroeste, y los Volcanes Solimana y Sara Sara esperaban a que se encendiera su cielo en el Oeste… mas al fondo, el Océano Pacífico con su velo de niebla y hacia el Sur, muy cerca nuestro, la cumbre principal del Coropuna se erguía, imponente… 

Al final llegábamos a la cumbre redonda y gigante, una bocha enorme que no parecía terminar. El viento calaba los huesos, así que comenzamos a bajar rápidamente. Apretamos el paso para ganarle a la noche, y llegamos justo antes de que la oscuridad borrara la imagen de la carpa del gélido paisaje. Esta noche me calenté un polywater para meter en el saco, así que pude dormir alrededor de una hora hasta que se enfrió y pasé mi tercera noche en vela por el frío.




Día 7: Salimos luego de levantar campamento, directo hacia abajo, sobre nuestros pasos. Atravesamos parte del campo de hielo, descendimos por la lengua glaciaria, las grietas, las morrenas, un barranco de rocas, una laguna seca... Bajamos con poca agua, por la dificultad para derretir nieve y pensando que encontraríamos agua en el camino, más abajo del glaciar, ya que la idea era bajar esta vez por la quebrada por donde desagotaba la lengua. El problema fue que el río era demasiado barroso. 

Nos alcanzó la noche y seguimos con las linternas y el GPS rumbo al encuentro con la ruta, a la cual llegamos a las 10 de la noche. Ahí esperamos por algún vehículo que nos alcanzara hasta Cotahuasi. El frío apretaba fuerte, cada uno lidió con él como pudo…  Marce caminó como un león enjaulado sobre la ruta montando guardia. Yo me metí a temblar en mi saco de dormir al lado de las mochilas. Me desperté abruptamente cuando Marce me llamó, tras su voz, el ronroneo cálido del motor de un micro (1:30 am). Salte de la bosa, me puse las botas y metí todo en un costal mientras él paraba al glorioso micro. Nos avisan que no quedaban asientos libres… algo que no nos importaba, claro! Subimos al colectivo salvador casi sin poder creerlo, atravesé el pasillo a los tumbos tratando de no caer sobre nadie y me eché en el piso sobre mi costal. Luego de un par de horas llegamos a Cotahuasi, tomamos un taxi en la terminal de micros que nos dejo en el hotel, al cual llegamos a las 4:30 de la mañana.

Al día siguiente paseamos por el pueblo, tomamos Inca Kola y comimos. Por la tarde tomamos el micro que en 8 horas nos dejó de nuevo a Arequipa. 


El nevado Coropuna es un fragmento de otro mundo, una isla gélida y blanca suspendida del cielo, dotada de una belleza hostil y salvaje reservada solo para unos pocos, un lugar en donde los vivos solo pueden morar por un tiempo muy limitado…











quarta-feira, 12 de julho de 2017

Novas rotas no Nevado Coropuna – Cordilheira Ocidental - Peru

Texto por: Marcelo Delvaux

O Coropuna é uma montanha gigantesca, um complexo vulcânico com 3 cumes independentes e, pelo menos, 4 outros cumes secundários. Os cumes independentes são o principal do Coropuna (6425 m), o Coropuna Casulla (6377 m) e o Coropuna Leste (6305 m). Já os cumes secundários são o Coropuna Leste II (6234 m), o Nevado Pallacocha (6171m), o Coropuna Central I (6150 m) e o Coropuna Central II (6161 m).

O cume principal é o mais fácil e acessível de todos, e o único escalado com mais frequência. Já aclimatado à altitude, é possível subi-lo em 3 dias, contando os deslocamentos de ida e volta desde a cidade de Arequipa. Já os demais cumes são mais isolados e com pouquíssimas ascensões registradas. Isso nos motivou, a mim e à minha companheira, a guia argentina Julieta Ferreri, a realizamos duas expedições nos meses de junho e julho para explorar os outros dois cumes independente do maciço, o Coropuna Casulla (6377 m) e o Coropuna Leste (6305 m).

Na primeira expedição, realizada entre os dias 12 e 20/06, subimos o Coropuna Casulla (6377 m), também conhecido como Coropuna Norte, além do Nevado Pallacocha (6171m) ou Coropuna Oeste.


A primeira ascensão ao Coropuna Casulla foi realizada em 1952 pelo famoso montanhista italiano Piero Ghiglione, junto com o não menos famoso Mathias Rebitsch, além de Manuel Montañez e Victor Motta, através da face noroeste. Já o Nevado Pallacocha foi escalado pela primeira vez somente em 1974 pelos alemães Hans Raum e Heinz Thater, por uma rota que não conseguimos apurar. Consultando os registros do American Alpine Journal (1962, 1975, 2013) e a obra de referência de Jill Neate, Mountaineering in the Andes, encontramos pouquíssimas menções a esses cumes, somente o registro de uma ascensão ao Coropuna Casulla realizada em 1984 por Mike McWherther, além de uma expedição de glaciologistas executada em 2004 que, possivelmente, escalou esses dois cumes.


A rota que utilizamos na primeira expedição foi através do glaciar localizado na parte noroeste da montanha, tendo sido estabelecidos 4 acampamentos: C1 (5057 m), C2 (5357 m), C3 (5823 m) e C4 (6020 m). Os acampamentos C3 e C4 foram instalados no imenso campo de gelo do Coropuna, que corresponde ao segundo maior campo de gelo do mundo fora das regiões polares (o maior campo de gelo com essas características encontra-se na Cordilheira Vilcanota e se chama Ritipampa de Quelccaya).


Realizamos as ascensões ao Nevado Pallacocha e ao Coropuna Casulla a partir do C4. O Nevado Pallacocha foi escalado por sua face sul, a partir do colo que o separa do cume principal do Coropuna. Já o Coropuna Casulla foi escalado pelas arestas sul e leste. Não encontramos nenhum vestígio de ascensões anteriores ao longo dessas rotas. Tampouco encontramos sinais de acampamentos ou de trilhas nas morrenas que dão acesso ao glaciar noroeste, por onde subimos. Consultamos o guia de Arequipa Carlos Zárate, profundo conhecedor da montanha, e ele nos confirmou que não sabe de nenhuma ascensão realizada através do glaciar noroeste. Segundo Zárate, a expedição de glaciologistas que realizou estudos no Coropuna nos anos 2000 acampou no campo de gelo, próximo de onde montamos o nosso C4, mas entraram na montanha por outra rota. Portanto, para o Nevado Pallacocha e ao Coropuna Casulla, muito provavelmente abrimos uma nova rota pelo glaciar noroeste. E, certamente, foi a primeira ascensão brasileira (de minha parte) e argentina (da parte da Julieta) a esses cumes.




Os únicos vestígios que encontramos foi uma trilha com pegadas de animais (possivelmente vicuñas), orientada no sentido norte-sul na cota de 5000 m, que utilizamos para regressar à estrada que leva à cidade de Cotahuasi. Ao longo dessa trilha descobrimos três locais com diversas apachetas (pilhas de pedras) e, aparentemente, restos de cerâmica. Dois desses locais tinham uma vista privilegiada para os nevados Coropuna e Solimana, que eram montanhas sagradas para os incas e para os povos originários da região. Como essas montanhas continuam sendo veneradas até hoje, não podemos afirmar se se tratam de locais de culto moderno ou de sítios arqueológicos antigos. O terceiro local não tinha vista para o Coropuna e o Solimana, mas sim para o Nevado Firura e essa informação pode ser bastante relevante, pois pode indicar que esse nevado também era (ou continua sendo) uma montanha sagrada.


Na segunda expedição, que realizamos entre os dias 2 e 8 de julho, partimos para a ascensão ao Coropuna Leste (6305 m), seguramente o mais remoto de todos os cumes do Coropuna e que, por isso, é raramente visitado.

Foi uma expedição dura, com uma longa aproximação desde o passo localizado na estrada entre Viraco e Andagua. Como só podíamos contar com transporte público para chegar à montanha, tivemos que descer nesse passo, situado a 4963 m de altitude onde o ônibus nos deixou, e caminhar por 3 dias até o glaciar que escolhemos para chegarmos ao cume leste. Montamos 4 acampamentos, antes da subida final ao cume: C1 (4875 m), C2 (4951 m), C3 (5055 m) e C4 (5537 m).


Da mesma forma que para o Coropuna Casulla, que subimos na expedição anterior, existem pouquíssimas referências sobre as ascensões realizadas ao Coropuna Leste, que foi escalado pela primeira vez pela famosa montanhista americana Annie Peck em 1911, a mesma que conquistou o Huascarán Norte, na Cordilheira Blanca, na época tida como a maior montanha do Peru (depois se constatou que o Huascarán Sul era mais alto). Nos registros do American Alpine Journal, além da ascensão de Annie Peck, somente encontramos a menção de uma escalada realizada em 1966 por Richard R. Culbert e sobre a expedição de glaciologistas realizada em 2004.


Para essa escalada nós subimos pelo glaciar nordeste, cujas condições estão bem mais difíceis que o glaciar noroeste que utilizamos na ascensão do Coropuna Casulla. Enquanto a rota do Coropuna Casulla pode ser graduada em F, a rota que seguimos no Coropuna Leste merece, pelo menos, um PD. A entrada do glaciar estava bloqueada por imensos seracs (blocos de gelo), além de apresentar muitas gretas, levando-nos a uma rota mais direta pela face noroeste até o cume falso e, daí, seguindo para o cume verdadeiro, que em meu GPS marcou 6317 m.


O regresso foi feito pela Quebrada del Río Blanco no lado norte da montanha, onde montamos um C5 (4706 m), e gastamos mais 2 dias para chegar até a estrada que passa pelo lado oeste da montanha, onde é mais fácil de conseguir transporte, e que leva até a cidade de Cotahuasi. Segundo Carlos Zárate, ele já havia subido por essa quebrada, mas entrou no glaciar sem escalar o Coropuna Leste. Também não conhece nenhuma ascensão realizada a esse cume através dessa rota. As ascensões conhecidas ao Coropuna Leste de Annie Peck e de Richard R. Culbert partiram desde Viraco, pelo sul. No caso de Culbert, a subida foi realizada pela aresta leste, entre um pico secundário localizado no extremo leste do maciço e o Coropuna Leste. Nossa escalada foi realizada pela face noroeste, muito provavelmente uma nova rota a esse cume. E certamente a primeira ascensão brasileira (e também uma primeira ascensão argentina) ao Coropuna Leste.





sábado, 24 de junho de 2017

Exploración de la Naciente del Río Amazonas


Texto por: Julieta Ferreri


Comenzamos nuestro viaje en Arequipa, una ciudad ubicada en el Sur de Perú. En la terminal de ómnibus abordamos un micro que en unas 3 horas nos dejó en el pintoresco pueblo de Chivay. En el trayecto pudimos apreciar la majestuosa fumarola del Volcán Sabancaya (5.980 msnm), el cuál se encuentra en estado de actividad permanente desde el año 1990.

Pasamos la noche en Chivay y a la mañana siguiente buscamos un vehículo que nos dejó en el pequeño pueblo de Tuti. Allí comenzamos la travesía en búsqueda de la naciente del Río Amazonas, la vertiente de agua más alejada y remota que alimenta a este gigante y famoso río.

El primer día pasamos junto a una gran cantidad de ruinas de viejas construcciones de diferentes épocas, además de atravesar en medio de un pueblo fantasma muy antiguo, cuya iglesia de piedra se encuentra aún en pié, aunque el paso del tiempo ha dejado poco de ella. Ese día atravesamos el primer paso de altura, seguido por una pampa interminable. 



El segundo día transitamos una quebrada llena de bofedales en donde encontramos gran cantidad de aves. Al atardecer acampamos cerca de nuestro segundo paso de altura, el paso del nevado Mismi (5.275 msnm). El tercer día amaneció sobre una alfombra alvina y resplandeciente. Tras superar el segundo paso, en medio de un insistente viento helado, descendimos bajo un clima que seguía enfriándose. Ya nos encontrábamos cerca de nuestro objetivo… 



A pié de un largo e imponente muro de piedra, escondido, se encontraría el tesoro que estábamos buscando. Llegamos a él bajo una nevada serena que parecía detener el tiempo en una quietud gélida y pálida... el manantial cristalino bajaba pequeño y torrentoso desde dentro de una minúscula caverna enclavada en la vertical pared rocosa que se yergue, impertérrita, en la base del Nevado Mismi. Realmente no se me ocurre una visión más fantástica para el origen del Río Amazonas.




Luego de haber cumplido exitosamente con el objetivo de nuestra expedición, aún restaba terminar con la travesía. Entramos en una nueva quebrada, en donde encontramos un angosto sendero escondido, que nos permitió evadir los enormes bofedales que plagaban el fondo de la quebrada. Al final del día armamos nuestro último campamento a orillas del río. A la mañana nos despertamos con el paso de una manada de alpacas que parecía no tener fin. 



Cuando alcanzábamos el tercer y último paso de altura, el clima se empezó a desmejorar drásticamente, y en la cúspide del paso, a 5.200 metros de altura nos alcanzó una tormenta. Comenzamos a escuchar los truenos entre las densas nubes que avanzaban, implacables, detrás nuestro. En un par de minutos ya tronaba encima de nuestras cabezas. En realidad, por la altura alcanzada, no nos encontrábamos bajo la tormenta, sino, exactamente dentro de ella. Se dejaron ver los primeros relámpagos… y cada vez era mas corto el lapso de tiempo entre la luz y el sonido que le seguía. Pudimos verlos muy de cerca. Luego hubo viento blanco y más tarde... unos paisajes de otro mundo: las densas nubes de tormenta se habrían para dejar al descubierto el cielo azul diáfano y al sol radiante que se asomaba, glorioso, desde lo alto. Una mezcla de tormenta, luz, oscuridad y claridad, todo en movimiento, cambiando constantemente... así fue nuestro tránsito por el último paso.



Tras una larga e interminable bajada hasta el Cañón del Colca, llegamos de noche a un pueblito llamado Lari en donde, preguntando a los habitantes, encontramos por fin un lugar donde pasar la noche y descansar. Al día siguiente abordamos junto a algunos habitantes locales un vehículo que recorre los pueblos de la zona, el cual nos dejó en Chivay, desde donde pudimos retornar a Arequipa nuevamente. 


Vídeo: Llegando en la naciente del Amazonas